¿Te suma, te resta, te multiplica o divide? Una fórmula sencilla para relaciones complejas

En la vida, como en las matemáticas, todo se trata de operaciones. Hay personas que suman, otras que multiplican, algunas que restan… y sí, también quienes dividen. Aunque suene simple, esta metáfora encierra una gran verdad sobre nuestras relaciones personales, familiares, laborales o incluso amorosas.

¿Qué significa que alguien te sume?
Sumar es acompañar, estar, compartir, colaborar. Es esa presencia que se siente cálida, aunque sea silenciosa. Quien suma te escucha sin juzgar, te acompaña en el camino, no te empuja, pero tampoco te detiene. Las personas que suman aportan valor: su presencia hace la vida más llevadera.

Pero multiplicar va más allá. Multiplicar es potenciarte. Es caminar contigo y, además, impulsarte. Es esa persona que no solo cree en ti, sino que te lo demuestra. Que ve en ti lo que tú a veces no logras ver. Alguien que celebra tus logros como si fueran propios y que, cuando te caes, no solo te ofrece la mano… también te recuerda por qué vale la pena volver a levantarte.

Por el contrario, también están las personas que restan. Aquellas que drenan tu energía, que te critican bajo la máscara del consejo, que menosprecian tus logros y alimentan tus miedos. Con ellas, tu luz se apaga poco a poco. Y no porque tú no brilles, sino porque te hacen dudar de tu propia claridad.

Y por último, quienes dividen. Estas relaciones fragmentan tu paz, tus vínculos, tu identidad. Si después de estar con alguien te sientes más confundido, más solo, menos tú… quizá estás compartiendo demasiado con quien solo divide tu bienestar.


📌 ¿Cómo identificar qué tipo de relación tienes?

  • ¿Te sientes tú mismo cuando estás con esa persona?
  • ¿Te impulsa a crecer o te mantiene estancado?
  • ¿Te inspira a ser mejor o te hace sentir menos?
  • ¿Te sientes en paz o en constante tensión?

No todo el que suma es suficiente. Y no todo el que está, te hace bien. A veces, nos aferramos a relaciones por costumbre, por miedo o por no querer estar solos. Pero merecemos vínculos que nos hagan mejores, que multipliquen nuestra alegría, que nos eleven, no que nos limiten.

La próxima vez que alguien entre o permanezca en tu vida, hazte una pregunta sencilla:
¿Esta persona me suma o me multiplica?
Porque si solo resta o divide… entonces no es un buen número en tu ecuación.

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